A principios de esta semana, en medio de la noche de Pascua en Olmeneta, Italia, una persona desconocida atacó el centro de investigación de Monsanto con varias “bombas de botella” o cócteles molotov, pequeños artefactos explosivos improvisados
El asalto del pasado 16 de abril al parecer sería una protesta contra la investigación sobre los organismos genéticamente modificados (OGM), no dañó a personas, pero los bomberos trabajaron durante horas para detener un incendio provocado por una bomba que devastó la cámara frigorífica donde la mayoría de las semillas experimentales de la pequeña instalación son normalmente almacenadas.
El atacante lanzó cuatro artefactos incendiarios en total, dos no explotaron, huyendo después de pintar con aerosol una pared con la frase “matrimonio criminal de Bayer. No a los OGM“. Bayer, el gigante farmacéutico alemán, se fusionó con Monsanto, una empresa multinacional de biotecnología agrícola y agroquímica con sede en St. Louis, Missouri, en 2016.
Todavía a nadie se ha atribuido la responsabilidad de la acción. Los investigadores revisan grabaciones de vídeos cercanas a las entradas de la ciudad y de los días anteriores.
El Centro de Investigación de Monsanto cuenta con un personal a tiempo completo de alrededor de una docena, pero los funcionarios allí hicieron énfasis en que no trabajan con los transgénicos. Jean-Luc Pellet, el director científico responsable del centro, dice que el equipo se centra en la investigación agrícola y la mejora tradicional de las variedades de maíz.
Aunque todavía conmocionado por el ataque, Pellet señala una pieza de buena suerte: Muchas de las semillas ya fueron plantadas en los campos y algunos recién llegados de América del Sur todavía estaban almacenados en otro lugar, en una habitación a prueba de incendios. “Aún así, la pérdida ha sido enorme, cerca de cientos de miles de euros. Esta zona rural es muy tranquila y no se utiliza ni un solo grano OGM “, dice Pellet. “Monsanto es siempre muy cuidadoso de seguir la legislación del país de acogida.”
El año pasado Italia aprovechó de una directiva aprobada recientemente en la Unión Europea que permite a los Estados miembros de la UE restringir o prohibir el cultivo de OGM en su territorio. Un total de 19 miembros de la UE de 28 países, entre ellos Italia, desde entonces han rechazado el cultivo de OGM dentro de la totalidad o parte de sus territorios. Por lo tanto, Italia no permite el cultivo comercial de los transgénicos, ni pruebas de campo de las plantas modificadas probadas en laboratorios académicos del país o centros de investigación. “Al mismo tiempo, Italia utiliza unas 10 mil toneladas de soja GM cada día, los 365 días del año”, señala Roberto Defez del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Nápoles, Italia, que ha estado activo en la promoción de la investigación y la seguridad de GM en el país.
Publicado en:
Publicado: 27 de abril de 2017
Fuente: Science
Atrás
