La solanina puede encontrarse de forma natural en cualquier parte de la planta, incluyendo hojas, frutos y tubérculos, sobre todo en las plantas inmaduras y en los nódulos verdosos de las papas en germinación, situándose sobre todo en la piel y en el germen. Es una sustancia muy tóxica, incluso en pequeñas cantidades.
La solanina posee propiedades fungicidas y pesticidas, lo cual es una de las defensas naturales de la planta. Las papas sintetizan de forma natural solanina y chaconina, un glicoalcaloide relacionado, como mecanismo de defensa contra insectos, enfermedades y predadores.
Se producen cantidades elevadas de estos alcaloides con la germinación, por la exposición a la luz o por daños mecánicos.
En general, las condiciones que promueven la formación de alcaloides promueven también la síntesis de clorofila, por lo que se dispone de indicios apreciables con facilidad cuando la papas pueden representar un riesgo.
Las variedades comerciales de papa tienen controlados los niveles de solanina, y la mayoría tienen un contenido en solanina menor de 0.2mg/g. Sin embargo, las papas que han sido expuestas a la luz y han empezado a enverdecerse pueden mostrar concentraciones de 1 mg/g o mayores. En estos casos una única papa sin pelar puede contener una dosis peligrosa de solanina.
La dosis tóxica en el hombre es de 25 mg, la dosis letal es de 400 mg.
Un estudio sugiere que dosis de 2 a 5 mg por kilogramo de masa corporal pueden causar síntomas de intoxicación, mientras que dosis de 3 a 6 mg por kilogramo de masa corporal pueden ser fatales.
La intoxicación se manifiesta principalmente por desórdenes gastrointestinales y neurológicos.
Los síntomas normalmente aparecen entre 8 y 12 horas después de la ingestión, pero pueden darse también tan rápido como 30 minutos después de haber consumido alimentos con un elevado contenido en solanina. Entre ellos se incluyen náuseas, diarrea, vómitos, dolor de estómago, dolor de garganta, dolor de cabeza y vértigos. En algunos casos se han recogido casos de alucinaciones, pérdida de sensibilidad, parálisis, fiebre, ictericia, pupilas dilatadas e hipotermia.
Al ser la solanina un inhibidor de la colinesterasa puede afectar también al sistema nervioso central ya que interfiere con el neurotrasmisor acetilcolina.
Dosis muy elevadas podrían llegar incluso a producir la muerte por parálisis respiratoria, sobre todo en niños.
La solanina es muy estable y no se destruye con la cocción ni con la digestión por lo que es almacenada en el cuerpo. Hay muchas personas particularmente sensibles a la misma que pueden sufrir trastornos en su estado de salud físico e incluso psíquico por su consumo, siendo el más evidente la calcificación de los tejidos blandos, articulaciones, arterias, riñones, pulmones, etc.
Quienes sufren de artritis, podrían ser susceptibles y hacer que aumente el dolor y las molestias de esta enfermedad.
Publicado: 27 de julio de 2017
Fuente: Toxicología 2012
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