En América Latina y el Caribe se ha logrado reducir el hambre y la inseguridad alimentaria durante dos años consecutivos, gracias a programas de protección social y esfuerzos de recuperación post-COVID. Sin embargo, persisten desigualdades significativas, que afectan especialmente a las mujeres, las poblaciones rurales y los grupos vulnerables. Las dietas saludables siguen siendo la más caras en comparación a las otras regiones. En este contexto, la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos afectan la seguridad alimentaria en términos de disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad. Estos fenómenos reducen la productividad agrícola, interrumpen las cadenas de suministro y aumentan los precios de los alimentos. Las poblaciones vulnerables son las más afectadas, y los hábitos alimentarios también cambian. La variabilidad climática y los fenenómenos climáticos extremos empeora la situación y refuerza las causas de la malnutrición. La evolución de los patrones climáticos impacta negativamente todas las dimensiones de la seguridad alimentaria. Según los actuales indicadores, la región no alcanzará la mayoría de las metas de nutrición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ello, es urgente transformar los sistemas agroalimentarios para hacerlos más resilientes y sostenibles, enfrentando los desafíos climáticos y la desigualdad. En esta publicación se proponen políticas para acelerar el progreso hacia la seguridad alimentaria, abordar el acceso limitado a dietas saludables y reducir la malnutrición.
Tamaño: 7,7 MB
Publicado: 18 de febrero de 2025
Fuente: FAO