La bioeconomía ofrece oportunidades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a lo largo del sistema agroalimentario mediante la sustitución de recursos y procesos basados en fósiles por recursos biológicos, desde innovaciones en microbiomas, biofertilizantes y biopesticidas, hasta proteínas alternativas, plásticos y textiles de base biológica y desechos biológicos. administración, por nombrar sólo algunos. Una bioeconomía sostenible y circular también presenta oportunidades para mejorar la adaptación al cambio climático y la resiliencia, mediante la promoción de la restauración de los ecosistemas, el apoyo a los medios de vida indígenas y locales basados en productos y servicios biológicos, y la creación de las condiciones para bosques y pesquerías gestionados de forma más sostenible.
Varios países han identificado la bioeconomía circular como una estrategia para lograr sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), algunos han incluido prácticas de bioeconomía en su agenda climática y otros incluyen explícitamente estrategias y políticas de bioeconomía como elementos clave en su camino hacia los objetivos del Acuerdo de París.
La FAO trabaja con los países para mejorar la coherencia de las políticas a fin de lograr los objetivos nacionales de sostenibilidad. La acción climática se menciona específicamente como un criterio clave en los principios y criterios aspiracionales para una bioeconomía sostenible, producidos por el Grupo de trabajo internacional sobre bioeconomía sostenible (ISBWG) liderado por la FAO.
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Publicado: 13 de diciembre de 2022
Fuente: FAO
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