La ecuación económica de los farmers ha empeorado hasta 40% en 2022 por el alza en sus principales insumos. El precio de los fertilizantes en EE.UU. alcanzó un promedio de U$S 876 por tonelada en la 3ra. semana de febrero, con el potasio a U$S 815/tn, lo que esto significa es que es la primera vez en la historia norteamericana que estos productos han estado por encima de U$S 600/tn.
A su vez, el amoníaco trepó este año a U$S 1.600/tn, implica que duplicó su valor respecto a los niveles del año pasado.
Por eso, a pesar de los precios récord de los commodities agrícolas en el mundo, la ecuación económica de los “farmers” ha disminuido 30 % / 40 % en 2022; y esto les hace cada vez más difícil afrontar los gastos de sus actividades productivas.
El aumento de los costos de los “farmers” es parte del fenómeno generalizado de alza de la inflación en EE.UU., que alcanzó a +7,9% anual en febrero, la más elevada de los últimos 40 años, arrastrada por el auge del precio del galón (3,7 litros) de gasolina, que se elevó a U$S 4,1/galón en ese período, aunque en California orillaba ya U$S 7/galón.
La Reserva Federal de Kansas ha advertido que los ingresos netos de los “farmers” se han reducido 65 % en el último año, debido a que los gastos de combustible se han triplicado y que el glifosato, por ejemplo, aumentó 250% en los últimos 12 meses.
La Universidad de Texas A&M estima que un ”farmer” promedio deberá pagar U$S 128.000 más por la compra de fertilizantes en 2022 con respecto al año anterior.
La contrapartida de esta situación es la siguiente: los productores norteamericanos van a utilizar menos fertilizantes este año, y por lo tanto su producción estará muy por debajo de sus potencialidades; y esto sucede en el agro con el mayor nivel de productividad del mundo; y cuando los precios agrícolas son los mejores de la historia del mercado mundial.
El agro de EE.UU. ha desatado en los últimos 20 años 3 grandes súper cosechas de granos, con producciones de casi 300 millones de toneladas, con lo que es capaz de alimentar a la mitad de la población del mundo.
Esa extraordinaria aptitud agrícola se ve frustrada este año al carecer los productores de todo incentivo económico para multiplicar su producción; y de esta manera, disminuir los precios internacionales al elevar la oferta estadounidense.
La guerra de Ucrania ha golpeado profundamente la producción y exportación de trigo ruso, que es el 1ro. del mundo, así como el de Ucrania es el 5to. en orden de importancia.
El cálculo del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) es que entre los 2 países producirían 65 millones de toneladas de granos en el ciclo 2022/2023; y ahora esta alternativa ha desaparecido, o al menos se ha visto frustrada en gran escala.
De ahí el shock de precios agrícolas en el mercado mundial desatado por el conflicto ucraniano, que puede provocar en amplias regiones del Norte de África, Medio oriente y África Subsahariana reclamos multitudinarios y violentos por el precio de los commodities y su carencia en los mercados.
La industria de fertilizantes norteamericana tiene un altísimo grado de consolidación/concentración, que es la contrapartida de su extraordinario nivel de productividad. Pero al mismo tiempo, esa concentración se ha convertido en uno de los cuellos de botella más relevantes que impiden o limitan su expansión.
Así, entre 1980 y 2005, el número de firmas productoras de fertilizantes disminuyó de 46 a 13; y en los 20 años posteriores esta tendencia se aceleró; y ahora son solo 2 las compañías –“Nutriem y Mosaic Company”- que proveen la totalidad de la demanda de potasio, el fertilizante más utilizado por los “farmers” del Medio Oeste.
La razón de la completa dependencia de la ecuación económica de los “farmers” respecto al precio de los fertilizantes es el carácter hondamente industrial e intensivo de su agricultura.
El resultado de esta profunda subordinación a los agroquímicos es el alto costo que le impone la actividad al medio ambiente norteamericano, y sobre todo a las tierras de labrantía.
Esta es la causa fundamental de la excepcional emisión de dióxido de carbono característica de la producción agrícola norteamericana, industrial y altamente intensiva.
El cálculo de un reciente informe de Naciones Unidas mencionado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) es que a fines del siglo XXI más de un 1/3 de las tierras labradas norteamericanas resultaran inservibles para la producción agroalimentaria, por el daño ocasionado por el uso intensivo de fertilizantes, el producto cuyos altos costos se han convertido en la principal restricción del agro estadounidense, el primero del mundo.
Publicado: 07 de abril de 2022
Fuente: Clarín Rural
Atrás11-03-2025
27-02-2025