Dos nuevos artículos tienen como objetivo cuantificar el bienestar social y los costos económicos que los países se infligen a sí mismos al restringir el uso de la biotecnología en la agricultura.
Aunque la producción mundial de cultivos genéticamente modificados (GM) generó un estimado de $ 57 mil millones en ingresos agrícolas en 2016, el cultivo generalizado de cultivos transgénicos podría haber generado $ 65 mil millones adicionales, y los países en desarrollo cosecharon la mayor parte de esos beneficios, afirma un documento publicado por el Consejo de Ciencia y Tecnología Agrícola (CAST).
Los investigadores, provenientes de varias universidades de Estados Unidos y Canadá, discuten los beneficios perdidos al dejar de ser transgénicos y abordan los posibles impactos en los consumidores, el medio ambiente y los agricultores.
“Las diferencias entre las contrapartes transgénicas y no transgénicas representan diferencias en los costos, la protección del rendimiento y la eficiencia general, que podrían seguir creciendo si no se atenúa la tecnología. Ciertamente, los beneficios económicos de los cultivos transgénicos son cruciales, ya que sin los beneficios económicos para los adoptantes, la tecnología no habría durado mucho”, afirman los autores.
Extrapolando ideas similares, un artículo publicado en el Journal of Student Research (JSR) señala que la producción de cultivos transgénicos ha resultado en una mayor eficiencia agrícola, menores costos de producción debido a la reducción de insumos agrícolas como pesticidas y mayores ingresos para los países en desarrollo.
Si bien el centro de atención ha iluminado brillantemente los beneficios de los cultivos transgénicos en los países desarrollados, estos cultivos también han proporcionado altos rendimientos e ingresos rurales a los países en desarrollo, señala el documento. Los aumentos de rendimiento han aumentado el suministro de alimentos, que es vital en los países en desarrollo donde prevalece la hambruna.
Los cultivos transgénicos también han ayudado a reducir la brecha entre los ricos y los pobres, afirman los autores, citando el caso de India, cuya incursión en el cultivo de algodón Bt ha aumentado los ingresos familiares vulnerables en un 134 %.
Según varios estudios realizados entre 1999 y 2005, los beneficios estimados de la adopción de cultivos transgénicos en los EE.UU. oscilaron entre $ 334 millones y $ 1,5 mil millones anuales, a pesar de las tasas de adopción relativamente más bajas en el período, señala el documento CAST. Los beneficios estimados se centran en los beneficios netos adicionales que ofrece la innovación de cultivos y el valor de los precios reducidos pagados por los consumidores.
En el caso de Filipinas, las simulaciones estadísticas indican que si se sustituyera el arroz dorado por el 70 % del arroz que se consume actualmente en el país, la prevalencia de la deficiencia de vitamina A disminuiría entre un 55 y un 60 % en las mujeres y aproximadamente un 30 % en los niños. Los posibles beneficios económicos de tal medida incluirían una disminución de la carga de morbilidad estimada en entre US $ 16 millones y US $ 88 millones anuales.
Un hallazgo importante de la investigación CAST indica que los alimentos no transgénicos son más costosos que sus homólogos transgénicos, lo que implica que los transgénicos han contribuido a reducir el costo real de los alimentos y los consumidores enfrentarían precios más altos si se eliminaran las opciones transgénicas. Los datos del escáner recopilados de los minoristas entre 2009 y 2016 mostraron que las primas en cuatro categorías de productos no transgénicos (aceites de cocina, chips de tortilla, cereales para el desayuno y helados) oscilaron entre el 9,8 % y el 61,8 %. Las primas para productos orgánicos, una designación que excluye legalmente los productos transgénicos, oscilaron entre el 13,8 % y el 91 %.
“Los transgénicos han contribuido a reducir el costo real de los alimentos y los consumidores se enfrentarían a precios más altos si se eliminaran las opciones transgénicas”, señalan los autores.
Con este fin, la adopción de transgénicos también podría reducir los precios mundiales de los alimentos en el sentido de que incluso los países que prohíben la importación de productos transgénicos pueden beneficiarse de precios generales más bajos. Sin embargo, los beneficios son menores para los países que restringen su propia producción de alimentos transgénicos.
La capacidad de los cultivos transgénicos para resistir ciertas plagas y enfermedades se ha traducido en ahorros significativamente altos para los agricultores, quienes pueden reducir sus inversiones en insumos agrícolas y pesticidas. Un ejemplo de ello es el marchitamiento del banano, una enfermedad devastadora que ha causado pérdidas de rendimiento de hasta el 100 % en el África subsahariana, donde se cultiva un tercio de los bananos del mundo. En ensayos de campo, varios bananos transgénicos han demostrado una resistencia casi total a la enfermedad. Los investigadores norteamericanos se muestran igualmente optimistas sobre una posible panacea biotecnológica para el enverdecimiento de los cítricos, una enfermedad que provocó pérdidas por valor de 7.800 millones de dólares durante las temporadas de cultivo 2006-2007 y 2013-2014.
Los agricultores también pueden ahorrar tiempo cultivando cultivos transgénicos, en lugar de variedades convencionales, muestra la investigación. Los cultivos transgénicos reducen el tiempo que los productores pasan en la finca, aunque el tiempo ahorrado es un beneficio que normalmente no se refleja en los cálculos tradicionales de ganancias netas. Los agricultores valoran mucho el tiempo ahorrado y la conveniencia de la adopción de cultivos transgénicos, señalan los autores.
Con la ganadería, los beneficios de la adopción de OGM incluyen ahorros resultantes de menores costos de alimentación, que representan hasta el 70 % de los costos totales incurridos por los ganaderos estadounidenses.
La exposición a toxinas como las micotoxinas también se reduciría mediante la adopción generalizada de cultivos transgénicos (Bt) resistentes a los insectos.
“En ausencia de cultivos Bt, los países que tienen requisitos estrictos para los niveles de micotoxinas no podrían cumplirlos y tendrían que pagar más por alimentos de mayor calidad”, afirma el documento CAST.
A pesar de la literatura extensa y convincente sobre el potencial de los cultivos transgénicos para aumentar la eficiencia agrícola y estimular el crecimiento económico, los investigadores citan varios factores regulatorios y de mercado que obstaculizan la plena realización de estos beneficios. Señalan que las barreras comerciales dirigidas a los OMG reducen el acceso a los alimentos, limitan los ingresos agrícolas y aumentan los precios generales.
“Las barreras regulatorias tienen implicaciones importantes para la seguridad alimentaria mundial, y muchos de los países que no han adoptado los OGM se encuentran entre los menos seguros alimentarios del mundo y más dependientes de las importaciones como fuente de alimentos”, afirman los autores. “Cuando los países levantaran las barreras comerciales, se estimó que las importaciones aumentarían en un 14,7 %, lo que resultaría en una reducción estimada del 4,86 % en los precios de los alimentos; a la inversa, una barrera comercial reduce el acceso a las importaciones en casi un 10 % y los precios de los alimentos aumentan en un 1 % ”.
El estudio JSR cita el poder de mercado excesivo otorgado a los productores de semillas transgénicas, las altas barreras de entrada al mercado de los transgénicos debido a los procedimientos de bioseguridad, las patentes de utilidad y las asimetrías del comercio internacional como las principales barreras de entrada al mercado de los transgénicos.
Traducción: Cecilia González P.
Publicado: 16 de diciembre de 2021
Fuente: Alliance for Science
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