Iniciando el año, tuve la oportunidad de dar un asesoramiento a una persona muy importante en mi vida. La sobrina mayor ha terminado colegio y ahora está en la disyuntiva de elegir una carrera que responda a varias de sus inquietudes. Preguntando sobre las materias que más disfrutó, para tratar de entender qué áreas podría sugerirle, me comentaba que química era una materia que le gustó mucho, excepto su profesora.
Lamentablemente, la profesora no estaba a un nivel para ir respondiendo a los jóvenes preguntones de hoy, que con el acceso al internet, pueden adelantar 3 o más pasos que sus profesores. Si estos no están bien preparados, pues carecen de respuestas válidas. Me comentaba la sobrina, que varias dudas ellas las resolvió por internet, pero que luego la profesora le rechazaba las respuestas sin mayor fundamento. Por ello, no consideraba mucho carreras que involucren la materia de química.
Algo similar sucede en la educación pública. Al menos, en Bolivia, lamentablemente por unos años, la materia de química se unió con la de física, como si fueran dos disciplinas tan sencillas que no requieren mayor inversión en tiempo y enseñanza. Cuando tengo la oportunidad de hablar sobre biotecnología en universidades, mencionó que hay áreas de la ciencia que se requieren para desarrollar una mejor formación, las que incluyen bioquímica, y por ende una buena base en química y química orgánica. Cada que menciono esto, veo las caras del público y me animo a preguntar: ¿a cuántos les gusta la química?. Y no se trata de saber cuántos aprobaron con buena nota, simplemente que la materia te haya gustado, te haya parecido interesante. Las manos levantadas nunca pasan más de 5.
Podría entender esta respuesta en carreras como literatura, historia, e incluso sociología. Pero lo cierto es que la química es la base para entender un sin fin de cosas en esta vida. Si la preparación básica en colegio es deficiente en las áreas de ciencias y matemática, no esperemos que los futuros profesionales, vayan a estar motivados a ser investigadores, innovadores o generadores de soluciones. Y es que, lamentablemente, no se considera la importancia de impartir una buena enseñanza de la ciencia a nivel de colegio e incluso universidad.
Las ciencias básicas, algo que nos despiertan, es el pensamiento crítico, la habilidad para ser curiosos, cuestionar y no conformarnos con una simple afirmación, que en muchos casos puede ser errónea. Y aunque muchos no vayan a optar por ramas de ciencia, matemática, ingeniería y tecnología, el pensamiento crítico será una herramienta que les permita analizar, reflexionar e interpretar los distintos casos a los que nos vemos expuestos a diario.
Lo cual me recuerda un incidente jocoso que pasó en una granja “ecológica”, en Virginia del sur (Estados Unidos). Tenían unas duchas “al natural”, para lo cual evitaban usar champú y nos entregaban una tapita de bicarbonato de sodio y otra con vinagre. Por alguna razón, para mi fue inmediato darme cuenta que una base y un ácido no se mezclan sin precaución previa. Esto no le sucedió a un colega, que en plena baño lanzó el grito de sorpresa, pues realizó la mezcla en su cabeza de ambas sustancias. Cuando ya a todos se nos pasó la risa, y el ya había terminado su baño, se sentó a analizar, que definitivamente había cometido una imprudencia y qué bueno que eran cantidades tan pequeñas.
Sin embargo, la quimiofobia, hoy es una estrategia más de marketing, para generar más ventas. Recuerdo hace unos 15 años, empezaron a salir las etiquetas de productos alimenticios con afirmaciones atractivas: sin colesterol, “light”, sin conservantes, bueno para el corazón, entre otros. Hoy, la tendencia no ha cambiado, y como somos una sociedad perezosa por leer la parte donde nos indica los ingredientes y las tablas nutricionales, muchos prefieren caer presas de las etiquetas engañosas. Hoy las más buscadas son: sin gluten, natural, sin aditivos, sin conservantes, natural, sin ingredientes artificiales… etc.
La estrategia de estas etiquetas, cuenta con un aliado muy poderoso, que es la falta de conocimiento sobre la amplitud de temas, el rechazo a generar una educación basada en el pensamiento crítico y en la gran desinformación que hoy toma lugar en la sociedad. Esta estrategia ha logrado diseminar el miedo irracional, ocupando el lugar que debió ocupar la cultura científica, los conceptos más básicos de la química y el sentido común.
Vivimos en una época donde la histeria crece en torno a sustancias que nos han mejorado la calidad de vida, como es el caso de los aditivos alimentarios. Si bien, varios de ellos se usan para realzar el sabor o color, otros son usados para prevenir su degradación y la contaminación con microorganismos. A su vez, estos pueden ser naturales o artificiales. La seguridad de usarlos, viene avalada por distintos estudios científicos, que garantizan su inocuidad. De hecho, el Codex Alimentarius, entre sus distintos comités, cuenta con uno exclusivo sobre estas sustancias. Este subcomité, además de haber generado los estándares para el uso adecuado de aditivos alimentarios, se reúne periódicamente y revisa estas sustancias, en caso de haber alguna alerta de que la dosis, o la composición no sean las idóneas para ser usadas en la alimentación.
Pero el problema no simplemente es el miedo a los químicos, si no que de ahí surgen los demás temores irracionales a los avances científicos en general. Ahí empiezan a surgir “expertos”, que tras haber leído un par de publicaciones en alguna red social, ya son autoridad para llamar a la prohibición de alimentos OGM, vacunas, terapias génicas y todo tipo de acción que salga del sueño romántico de lo que se considere como natural.
La próxima vez, que clame que sólo lo natural es mejor, no olvide que el cianuro y las giardias, también son naturales, y ambos pueden ocasionar serios problemas e incluso la muerte.
El cartel que acompaña esta columna, ha sido elaborado por el profesor James Kennedy de Australia y pretende mostrar que la química no es artificial y peligrosa, sino que es natural y está en todas partes. Si quiere acceder a algún cartel más traducido al español (huevo, arándanos y fruta de la pasión), puede visitar: https://naukas.com/2014/01/25/la-quimiofobia-y-los-alimentos-totalmente-naturales/
Publicado: 07 de febrero de 2019