El 29 de junio del 2016, el Premio Nobel en Medicina (1993), Sir Richard Roberts, junto a otros 107 laureados de este reconocimiento, publicaron una carta dirigida a las Naciones Unidas y gobiernos del mundo, invitando a rechazar la campaña que lleva adelante Greenpeace y otras ONG ambientalistas, que pone obstáculos, crea mitos y limita que los agricultores puedan utilizar cultivos obtenidos a través de técnicas de la biotecnología moderna.
La carta destaca cómo este tipo de ONG y grupos de activistas han tergiversado los riesgos, beneficios e impactos de los cultivos obtenidos con ingeniería genética, e incluso han apoyado la destrucción criminal de ensayos de campo aprobados y de proyectos de investigación.
Inicialmente esta carta, disponible en la página web http://supportprecisionagriculture.org, hacía mención a cultivos, como el arroz dorado, que podrían proporcionar a la población de varios continentes, con una fuente accesible del precursor de la vitamina A, el betacaroteno. La falta de esta vitamina en la alimentación infantil es un grave riesgo por el impacto negativo en el sistema inmune, que si no se compensa dentro de los primeros 5 años, puede ocasionar ceguera y hasta la muerte.
Aún en países como el nuestro, el Déficit de Vitamina A (DAV), así como de otros micro elementos, sigue siendo preocupante, tal como lo reportó la Unidad de Nutrición del Ministerio de Salud en un reportaje realizado por el periódico Cambio. Si consideramos que el arroz, es uno de los alimentos que se consume casi a diario en general en Bolivia, sobre todo en hogares de bajos recursos, un arroz dorado, que además podría contener otros microelementos necesarios en la dieta, podría ser una manera de paliar en un corto y mediano plazo estas deficiencias nutricionales en la población.
Desde el 2016, la iniciativa de los 107 premios Nobel, ha crecido, y hoy se registran 138 laureados, entre los que se encuentran 4 de los que fueron premiados el 2017 (dos en medicina, uno en química y uno en física). A su vez, esta página acepta la adhesión a este llamado de atención a los gobiernos, y reproche a las ONG ambientalistas, por lo que cuenta con la firma de 12954 personas de distintas nacionalidade.
Cabe mencionar, que la carta también hace mención al amplio respaldo científico que lleva este tipo de fitomejoramiento:
“Los organismos científicos y reguladores de todo el mundo han concluido de manera repetida y consistente que los cultivos y alimentos mejorados mediante la biotecnología son tan seguros si no más seguros, que los derivados de cualquier otro método de producción. Nunca ha habido un solo caso confirmado de un efecto negativo derivado de su consumo sobre la salud de los seres humanos o de los animales. Se ha mostrado en repetidas ocasiones que son menos perjudiciales para el medio ambiente y una gran ayuda para la biodiversidad global”.
En efecto, la página Sí Quiero Transgénicos de Chile, en su última actualización sobre este punto, realizada el 19 de junio de 2017, contabiliza más de 280 instituciones y organizaciones científicas, que reconocen la seguridad de los cultivos GM y sus potenciales beneficios. Curiosamente la mayor cantidad de estas instituciones se ubican en Europa, el continente que más obstáculos ha puesto a la comercialización de estos cultivos. Por otro lado, los países que cuentan con mayor cantidad de organizaciones a favor de los cultivos GM son el Reino Unido (33), Estados Unidos (25), Italia (23), España (16) y Alemania (11).
Ante este apoyo masivo de la ciencia al uso de la biotecnología moderna, para mejorar los cultivos agrícolas, ¿cómo se puede explicar que las ONG ambientalistas no cambien su postura, a pesar de la necesidad de emplear soluciones en el campo con urgencia?
El Premio Nobel, Sir Richard Roberts, en su visita a Colombia el pasado mes de septiembre, señalaba que:
“El movimiento anti-OGM puede aterrorizar a todo el mundo, y a la gente le gusta que la asusten (por eso ven películas de miedo)”.
Miedo, que toma como aliado la amplia desinformación que existe en la sociedad. Incluso, estas ONG ambientalistas, le dirán que también “poseen estudios científicos” que sustentan su rechazo a esta tecnología, así sólo cuenten con trabajos manipulados desde su diseño experimental.
Sin embargo, los investigadores Miguel Sánchez y Wayne Parrot, realizaron una profunda revisión bibliográfica, que fue publicada en julio del 2017, en el Plant Biotechnology Journal, bajo el título: “Caracterización de los estudios científicos generalmente citados como evidencia de los efectos adversos de los alimentos / piensos modificados genéticamente”.
Según los autores, aproximadamente sólo un 5 % de los estudios de seguridad llevados a cabo con este tipo de cultivos muestran efectos adversos que presentarían algún motivo de preocupación y, a diferencia de los estudios que no muestran riesgos de seguridad, tienden a aparecer con mayor énfasis en los medios de comunicación. Además, suelen provenir de unos pocos laboratorios, los grupos de investigación que los publican suelen repetirse (algunos de los estudios de estos grupos han sido retractados), y se publican en revistas de poca importancia y bajo factor de impacto.
Por otro lado, algunos aspectos de la agricultura en general, como los herbicidas, los monocultivos y la propiedad intelectual, también contribuyen a las preocupaciones sobre los cultivos transgénicos, a pesar de que se aplican igualmente a la agricultura convencional.
Tras diversas revisiones de más de 2000 estudios, y 20 años después del inicio de la comercialización de cultivos genéticamente modificados, aún no se ha publicado algún estudio “de buena fe” y metodología correcta que muestre algún efecto adverso para la salud debido al uso de un cultivo OGM comercial.
“… Llamamos a los gobiernos del mundo a rechazar la campaña de Greenpeace contra el arroz dorado específicamente, y contra los cultivos y alimentos mejorados a través de la biotecnología en general, a hacer todo lo posible para oponerse a las acciones de Greenpeace y acelerar el acceso de los agricultores a todas las herramientas de la biología moderna, especialmente a las semillas mejoradas a través de la biotecnología. La oposición basada en la emoción y el dogma en contradicción con los datos debe ser detenida.
¿Cuántas personas pobres en el mundo deben morir antes de considerar esto un "crimen contra la humanidad"?”
(Último párrafo de la carta de los premios Nobel).
Publicado: 29 de noviembre de 2018