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Investigadores del sector público defienden la ciencia en la reunión de la ONU sobre biodiversidad en Cancún

Investigadores del sector público defienden la ciencia en la reunión de la ONU sobre biodiversidad en Cancún

Científicos del sector público de todo el mundo están en Cancún, México, esta semana en preparación para una batalla de quince días de duración para defender las fronteras de la investigación biotecnológica, que están en riesgo de ser cerradas por las ONG anti-ciencia a través de sus delegados nacionales que realizan un feroz cabildeo en la 13º Reunión del Convenio de Diversidad Biológica y la 8º Reunión del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad



Por Mark Lynas

Becarios de la Alianza para la Ciencia de Cornell y jóvenes estudiantes de biotecnología se unirán en Cancún con representantes de PRRI, Iniciativa para la Investigación Pública y Regulación, una coalición mundial de científicos del sector público que participan en la búsqueda de la biotecnología moderna para el bien público. Cientos de científicos, muchos que representan a países en desarrollo, son parte de la red global PRRI y contribuirán con su experiencia.

La Conferencia de Diversidad Biológica tendrá lugar del 4 al 17 de diciembre. Mientras que la mayor parte de la reunión está destinada a hacer frente a los graves problemas de la disminución de las poblaciones silvestres y la pérdida de especies en todo el mundo, la biología sintética también está en la agenda. Los científicos están dispuestos a aprender de la experiencia del Protocolo de Cartagena, que pretendía abordar con equidad los organismos vivos modificados que pudieran tener efectos adversos sobre la biodiversidad, así como reconocer el gran potencial de la biotecnología moderna para el bienestar humano, cuando se acordó en 2000, pero terminó dificultando seriamente el uso de la ingeniería genética, particularmente en los países en desarrollo.

Los grupos de activistas y ONG internacionales con buenos recursos pueden tener una influencia significativa en el resultado de las negociaciones ambientales de la ONU, que son extremadamente complejas y pueden poner una enorme carga para los delegados limitados de tiempo, especialmente aquellos con pocos recursos procedentes de África y otras regiones en desarrollo. Las ONG producen grandes cantidades de información y "eventos paralelos" a menudo con el objetivo de restringir el progreso científico en biotecnología y entorpecer la utilización de la tecnología genética en los países más pobres.

Por ejemplo, la anticapitalista "Red del Tercer Mundo" (Third World Network) produce un "Servicio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología" que normalmente se centra exclusivamente en los riesgos de los OGM, haciendo caso omiso de cualquier beneficio. Un evento paralelo organizado por el ENSSER, red anti-OGM (que insiste en que no hay consenso científico sobre la seguridad de los OGM, a pesar de todas las declaraciones acumuladas por los principales organismos científicos, que indican que los transgénicos no son más riesgosos que los métodos convencionales de modificación genética) critica a la Fundación Bill & Melinda Gates, como un agente de "capitalismo filantrópico" y se oponen a la distribución de semillas tolerantes a la sequía a los agricultores más pobres en los proyectos de iniciativa como el maíz eficiente para sequía en África.  

Por el contrario, la comunidad científica normalmente se esfuerza por hacer oír su voz. Los científicos tienden a alejarse de reuniones abiertamente políticas y son menos propensos a hacer el tipo de declaraciones generales y apelaciones fuertes que pueden hacer los activistas de ONG de manera efectiva. PRRI tendrá como objetivo hacer frente a este déficit de información recordando a los delegados de la importancia de apoyar la regulación basada en la ciencia que reconoce tanto los posibles riesgos y beneficios de las nuevas tecnologías de una manera más equilibrada.

Los grupos anti-ciencia, por ejemplo, tienen el objetivo de incluir una definición muy restrictiva de la "biología sintética" en el texto concluyente de la reunión, con el fin de someter a las nuevos y más específicas tecnologías de edición de genes, como CRISPR, a la misma especie de reglamento no basado en un régimen científico, mismo que ha frenado seriamente la ingeniería genética en la agricultura convencional.

En particular, en la línea de fuego, está la nueva cuestión de genética dirigida, que los activistas anti-OGM han caracterizado como "tecnologías de extinción" y que exigen sean prohibidas. La ONG anti-tecnología llamada Grupo ETC, ha publicado un comunicado afirmando que "la genética dirigida representa una amenaza amplia ecológica y social y que debe ser sometida a una moratoria".

Aunque existe un amplio consenso entre los científicos de que la genética dirigida debe manejarse con extrema precaución y sometida a pruebas exhaustivas antes de cualquier liberación prevista, una prohibición permanente puedan excluir la posibilidad de utilizar esta tecnología para acabar con las principales enfermedades como la malaria, lo que podría terminar con la oportunidad de salvar millones de vidas humanas. Irónicamente, la genética dirigida potencialmente puede también ser usada ​​para salvar algunas especies silvestres que están amenazadas con la extinción debido a las especies invasoras. 

Con el fin de tratar de evitar la amenaza de una suspensión ordenada por la ONU, los principales científicos del mundo en los campos de la medicina, la salud pública, la genética y la ecología, en conjunto, han firmado una carta abierta instando a los delegados "para resistir los esfuerzos de promoción actuales que exigen una prohibición de la investigación en genética dirigida, o el futuro uso de productos basados en genética dirigida".

La carta dice: "La imposición de una moratoria sobre tales innovaciones que potencialmente salvarían vidas y mejorarían la calidad de vida en una etapa tan temprana de su desarrollo sería injustificada, dañina e irresponsable. Las prohibiciones generales desalientan la investigación y evitan que los reguladores, legisladores y otras partes interesadas tengan conocimiento de causa sobre el uso de las nuevas tecnologías".

Se menciona, como hizo un reciente informe de la Academia Nacional de Ciencias, que una posible aplicación de la técnica de genética dirigida es la de reducir la carga de las enfermedades transmitidas por mosquitos, como zika, el dengue y la malaria, que en conjunto matan a más de 1 millón de personas cada año. Los costos de estas enfermedades ascienden a más de 12 mil millones de dólares en África.

Al oponerse a las ONG que piden una moratoria, los firmantes científicos de la carta, insisten en que la genética dirigida debe considerarse rigurosamente sobre una base de caso por caso, al igual que otras clases de nuevos medicamentos y vacunas. "Una moratoria sobre el uso de la genética dirigida viola el enfoque caso por caso de estos sistemas y los riesgos de cerrar la puerta a nuevas herramientas críticas", señalan.

Irónicamente, dado el tema general de la reunión de la ONU, de proteger la biodiversidad, la prohibición de la genética dirigida también eliminaría posibles usos que la tecnología podría tener para evitar la extinción de las especies amenazadas. Una posibilidad es que los mosquitos que transmiten la malaria aviar, que está acabando con las aves nativas de Hawai, podrían ser puestos en el blanco . Otra idea, presentada por la organización Island Conservation, es la eliminación de los ratones invasivos de las islas donde están acabando con las especies endémicas.

"Es frustrante que los esfuerzos para resolver los problemas ambientales reales y el sufrimiento humano sean amenazados con ser prohibidos. Incluso cuando los posibles riesgos no son un problema cuando se utiliza de una manera responsable y se toma algunas medidas de seguridad, o incluso antes de saber si todos los riesgos propuestos son en realidad reales ", dijo la doctora Lucia de Souza, secretaria ejecutiva del PRRI y alumna invitada de la Facultad de Agricultura y Ciencias Biológicas de la Universidad de Cornell. "Piense en la electricidad, existen riesgos reales, pero la utilizamos a diario porque hemos aprendido a hacerlo de forma segura. No hacer nada no es una opción cuando tenemos problemas reales y crecientes sobre la salud humana, la salud animal y el medio ambiente".

La Dra. Sarah Evanega, directora de Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell, comentó: "Ahora más que nunca, las organizaciones que se preocupan por el futuro de nuestro planeta deben unirse para tomar decisiones racionales basadas en la evidencia sobre la utilidad de las herramientas que podemos necesitar para hacer frente a los desafíos ambientales que enfrentamos hoy".

Traducido por: Cecilia Gonzáles P.

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Publicado: 08 de diciembre de 2016

Fuente: Alliance for Science

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