La enfermedad del tizón tardío es una limitación importante para los productores de papa, que tiene un costo estimado de US$ 3 a US$ 10 mil millones por año en todo el mundo.
En Uganda, donde alrededor de 300.000 pequeños agricultores cultivan papa, la enfermedad puede destruir tanto como 60-100 % de una cosecha de papa. Los agricultores usan fungicidas para controlar el tizón tardío, pero debido a que el costo de esos agroquímicos generalmente representa de 10 a 25 % del valor de la cosecha de papa de un agricultor, su uso reduce significativamente los ingresos familiares, mientras que su aplicación representa un riesgo para la salud humana y el medio ambiente.
A lo largo de los años, los fitomejoradores han cruzado las papas con parientes silvestres para producir variedades altamente resistentes al tizón tardío, pero esas variedades a menudo carecían de otros rasgos que la gente deseaba, por lo que la adopción fue limitada. Los fitomejoradores han tenido mejor suerte cruzando clones cultivados con resistencia a la enfermedad, que ha producido variedades que combinan resistencia al tizón tardío con altos rendimientos y sabor y características de cocción que los consumidores demandan. Sin embargo, la rápida evolución del patógeno puede hacer que esas variedades sean menos resistentes a lo largo de los años, y muchos agricultores están felices de cultivar variedades con poca o ninguna resistencia a la enfermedad si existe un mercado fuerte para ellos, incluso si eso significa que necesitan gastar un Gran parte de sus ganancias en fungicidas para asegurar una buena cosecha.
CIP se asoció con la Organización Nacional de Investigación Agrícola de Uganda (NARO, por sus siglas en inglés) para probar una versión biotecnológica de la popular variedad Victoria que contiene una pila de tres genes de resistencia (R). Las pruebas de campo confinadas realizadas en el Instituto de Investigación de Agricultura Zonal Kachwekano de NARO demostraron que el 3R-stack Victoria es altamente resistente al tizón tardío, sobreviviendo a la exposición al patógeno mientras destruyó las plantas de papa convencionales cercanas. En 2017, CIP y NARO comenzaron a colaborar en una evaluación obligatoria de los posibles riesgos para la salud humana o el medio ambiente que exige el Comité Nacional de Bioseguridad de Uganda. Se establecieron campos confinados y las pruebas iniciales se completaron cerca de Fort Portal (Rwebitaba), Mbale (Buginyanya) y Kabale (Kachwekano).
Marc Ghislain, líder del programa CIP para soluciones de cambio de juego, explicó que una vez que se hayan completado varias temporadas de pruebas de campo en tres ubicaciones, NARO presentará los resultados al Comité Nacional de Bioseguridad de Uganda como parte de una solicitud para que se publique la versión biotecnológica de Victoria a los agricultores de Uganda. Si se libera, Ghislain predice que beneficiará enormemente a las familias de pequeños agricultores a través de mejores cosechas y menores costos de producción, sin los riesgos para la salud y el medio ambiente que representan los fungicidas.
Traducción: Cecilia González P.
Publicado: 16 de octubre de 2018
Fuente: CIP
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